La guerra entre ARC, ZIP y ARJ: comprimiendo en el pasado

Mientras que, hoy día, las aplicaciones de compresión de archivos han ido perdiendo popularidad debido a los holgados medios de almacenamiento de los que disponemos y, también, a los altos anchos de banda que manejamos para conectarnos los unos con los otros, hubo un tiempo en el que eran prácticamente imprescindibles para poder compartir un fichero medianamente voluminoso dentro de una BBS o para poder guardar el último juego conseguido en varios disquetes de 3,5 pulgadas. A lo largo de los años han ido existiendo múltiples algoritmos de compresión genéricos y específicos (para imágenes o sonido, por ejemplo), pero la pequeña guerra entre tres que hubo en los años ochenta y noventa del siglo pasado transformó la historia y la convirtió en la hoy recordamos.

Corría el año 1985 cuando Thom Henderson, de la compañía SEA (Systems Enhancement Associates), alumbra un algoritmo al que llama ARC (desarrollado en lenguaje C), un sistema encapsulado en una aplicación que permitía empaquetar y comprimir archivos haciendo que ocuparan menos espacio físico real en un disco; una revolución que movió los cimientos de los ordenadores personales de la época y la forma en la que se comunicaban. Eran los tiempos de las BBS, con FidoNet al frente mundial, quien, precisamente, contribuyó a la difusión masiva de los primeros ficheros comprimidos que permitían facilitar las descargas desde aquellos precámbricos tablones de anuncios electrónicos y, además, ahorrar ancho de banda.

Thom Henderson
Thom Henderson

Al calor de ARC y un par de años después (1987), otro desarrollador, Phil Katz, de la empresa estadounidense PKWare, lanza al mercado PKARC (Phil Katz ARC), un algoritmo compatible con el ARC original pero mucho más rápido y eficiente, pues estaba programado directamente en ensamblador. Según PKWare fue una mejora inspirada en ARC; según SEA, un plagio en toda regla. De hecho, el código fuente del software de SEA se encontraba disponible de manera oficial en el BBS de la propia compañía. Además, Katz convirtió el software original en dos herramientas totalmente diferentes, una para comprimir y otra para descomprimir, algo que reducía mucho la necesidad de memoria para su ejecución en sistemas operativos que contaban con gestión de memoria protegida, como MS-DOS.

Thom Henderson
Phil Katz

SEA terminó por demandar a PKWare por infringir el copyright del formato ARC, litigio que consiguió ganar en el verano de 1988, por lo que PKWare tuvo que retirar su software, al que acabaría rebautizado como PKPAK. Sin embargo, lejos de intentar quedarse en un segundo puesto, PKWare diseñó y colocó en el mercado (en 1989) un nuevo algoritmo al que llamó ZIP («cremallera», en inglés) y que mejoraba considerablemente las capacidades de ARC. Asimismo, liberó toda la documentación técnica sobre el formato y desarrolló dos aplicaciones independientes: PKZIP, para comprimir, y PKUNZIP, para descomprimir.

El formato ZIP fue una losa en el sepulcro de ARC. Phil Katz consiguió unas ratios de compresión muy elevadas para aquel momento, unidas a velocidades de actuación comparables a las de PKARC. El mundo de las BBS se rindió a ZIP, y también el día a día de los usuarios de ordenadores personales, que utilizaban la compresión para hacer de sus documentos y de sus aplicaciones un algo más manejable, transportable y compartible. Pero cuando todo parecía ir viento en popa para PKWare, el desarrollador Robert K. Jung llegó al mercado con ARJ en 1990.

 Robert K. Jung
Robert K. Jung

ARJ (Archived by Robert Jung) conseguía unos niveles de compresión como no se habían visto nunca, aunque sacrificaba algo la velocidad de ejecución. Sin embargo, la baza de ARJ fue la ingente cantidad de opciones y parámetros que soportaba, algo que le hacía el software de desarrollo perfecto para entornos domésticos y también para áreas corporativas. Por ejemplo, algo que presentó ARJ como novedad era la capacidad de crear y administrar archivos en varios volúmenes, esto es, archivos comprimidos pero divididos en archivos más pequeños y, por lo tanto, más convenientes para la transmisión por módem o para la distribución en discos flexibles; se podía, incluso, crear particiones de 1440 kB, es decir, del tamaño de un disquete de 3½».

ARJ barrió a todo rival anterior en las BBS y en los entornos operativos como MS-DOS y los primeros Windows, era un software que todo el mundo debía tener, pues muchas de las aplicaciones que se distribuían se comprimían como archivos ARJ. Su versión clásica estaba diseñada para funcionar en plataformas de 16 bits, aunque con el salto a los 32 bits surgió ARJ32, una versión que hacía uso de las nuevas características de los sistemas operativos como, por ejemplo, el soporte para nombres largos de fichero en Windows NT.

ARJ para MS-DOS

ARJ también permitía al usuario alterar el nivel de compresión de un archivo, haciéndolo popular en redes de correo de paquetes pequeños como WWIVnet y HOGnet, que usaban ratios más bajas para aprovechar la compresión basada en módems (como MNP o v.42bis) y para reducir las facturas de las llamadas telefónicas.

Sin embargo, ARJ adoleció de dos fallos importantes. Primero, hubo partes de su código que fueron protegidas por patentes en Estados Unidos, algo que ya no lo convertía en un código abierto completo como otros de sus competidores. Y segundo, nunca tuvo una interfaz gráfica oficial, por lo que enseguida perdió cuota de mercado en el ya consolidado orbe de los sistemas operativos de escritorio.

El lanzamiento de WinZip para Windows en 1991 terminó por apuntalar la guerra de los sistemas de compresión. WinZip hacía todo lo que hacían los demás de manera más eficiente, más rápido y manejando además varios formatos de archivos adicionales a su particular estándar, ZIP. Su mayor tanto a favor fue llegar el primero a Windows, algo que también hizo que el formato ZIP volviera a la palestra y se convirtiera de facto en un estándar de compresión en el mundo entero. WinZip fue uno de los programas más descargados para Windows, un software prácticamente de obligada instalación durante años, incluso después de que Microsoft introdujera el soporte para el formato ZIP en su propio ‘Explorador de archivos’.

WinZip
WinZip

Otros se quedaron en el camino, como LHA (tremendamente popular en entornos Amiga), y otros llegarían después con menor o mayor éxito, como RAR en 1993 o WinRAR en 1995, pero la batalla primigenia se libró entre los míticos ARC, ZIP y ARJ, que llegaron por ese orden, pero sólo se quedó el que mejor supo adaptarse a su tiempo.

‘Lunar Rescue’: el juego electromecánico más raro de SEGA

'Lunar Rescue'
‘Lunar Rescue’

Hace casi cincuenta años, en 1973, la multinacional japonesa SEGA alumbraba un aparato a medio camino entre la recreativa arcade y el pinball. Su nombre era ‘Lunar Rescue‘ y su objetivo era conducir un vehículo lunar e impactar contra objetivos luminosos. El jugador tenía que utilizar el morro del cohete para golpear dichos objetivos (no disparaba nada, como tal) en los bordes del campo de juego. Cada blanco alcanzado valía un punto y, en función de los puntos conseguidos en un tiempo dado, la partida continuaba o se terminaba.

Era un mueble recreativo de casi dos metros de altura que encendía sus blancos de manera aleatoria, indicando así el próximo náufrago espacial que debíamos rescatar. Mediante el control de un único joystick, habíamos de correr con nuestro vehículo lunar a lo largo y ancho del campo de juego en dirección a la placa iluminada. Al contactar, se escuchaba un sonido y se nos sumaba un punto. Tanto la puntuación necesaria para continuar como el tiempo límite eran valores ajustables.

‘Lunar Rescue’

El último ejemplar de este juego que se vendió en EE. UU., en la casa de subastas Morphy de Las Vegas, alcanzó un precio de 8750 dólares.

‘Lunar Rescue’

Posteriormente, SEGA construyó otra máquina conocida como ‘Attack‘ que, básicamente, era el mismo juego reciclado, pero sustituyendo el vehículo lunar por un tanque y el grafismo general por un campo de batalla terrestre. No sería la única vez que la empresa japonesa recurriera a esta treta para generar recreativas baratas de manera rápida.

El teléfono más raro del mundo: el ericófono

Ericófono

Desarrollado a finales de la década de los cuarenta y comenzado a producir en serie en 1954, el ericófono —originalmente Ericofon— fue un innovador teléfono creado por la compañía sueca Ericsson (de ahí su nombre) cuya característica principal era el hecho de estar construido a partir de una única pieza de plástico.

La Segunda Guerra Mundial trajo consigo varios materiales nuevos, desde plásticos hasta componentes ferromagnéticos ligeros, algo que abrió la puerta a una nueva era en el desarrollo de cualquier cosa, y de teléfonos también. En las postrimerías de la década de 1940, Ericsson reunió un equipo de diseño —encabezado por el ingeniero H. G. Thames— para idear un nuevo planteamiento para el teléfono. El objetivo principal era hacer que el dispositivo fuera pequeño, liviano y fácil de usar. Tras varias pruebas de concepto, se decidió adoptar el diseño que hoy conocemos y que se comercializaría durante las siguientes dos décadas.

Ericófono

1954 marcó el comienzo de la producción del ericófono. Originalmente destinado a uso institucional, Ericsson constató durante los primeros años que sus principales clientes eran los hospitales, pues era un teléfono muy cómodo para coger y manejar estando convaleciente en una cama. Automáticamente, alteraron el objetivo de su negocio, y el ericófono irrumpió con fuerza en casi todo el mercado industrial europeo y australiano y, en 1956, también en el mercado doméstico. Sin embargo, las ventas en Estados Unidos no lograron, en los inicios, cosechar un gran éxito debido al dominio monopolístico de Bell Telephone Company en aquel mercado de las telecomunicaciones. La compañía de Boston, Massachusetts, se negó rotundamente a que se utilizaran estos teléfonos extranjeros en sus circuitos, e incluso manipuló muchísima propaganda sobre las enfermedades y los peligros que aquellos aparatos no americanos podían traer consigo.

Ericófono

Tras arduas negociaciones, Bell cedió y permitió sólo un uso institucional limitado del ericófono, aunque poco tardaría en extenderse al ámbito doméstico y en convertirse en todo un icono pop de la cultura estadounidense de los años cincuenta del siglo pasado. Sin embargo, Bell se sentía profundamente amenazada y no estaba contenta del todo con aquella maniobra, por lo que comenzó a investigar el desarrollo de su propia versión de teléfono compacto, un movimiento que hizo ver la luz al teléfono Trimline muchos años después, aunque nunca sería tan afamado y consolidado como el de Ericsson.

Inicialmente, Ericsson ofrecía el ericófono en 18 colores diferentes en el mercado norteamericano, vendiendo los teléfonos a través de North Electric (un ensamblador de Ohio), empresa de la que, los suecos, tenían parte de propiedad. Estos teléfonos presentaban una señal electrónica de tono (más tarde conocida como ericotono) como timbre. Cuando la demanda de ericófonos comenzó a explotar en el mercado estadounidense (superando la capacidad de producción en un 500 %), Ericsson aumentó sus participaciones en North Electric para convertirse en el principal accionista. Poco antes, la empresa sueca había realizado una modificación de diseño en el aparato para adaptarse a un nuevo método de moldeo que conseguía fabricar la carcasa de una sola pieza, en lugar de las dos piezas con las que se hacía antes. Esto provocó que el teléfono fuera un poco más corto y formara más ángulo con el extremo del receptor y, además, permite diferenciar hoy los teléfonos que se conocen como de «caja antigua» o de «caja nueva». Es por ello, además, que los ericófonos de fabricación estadounidense tienen la apariencia de ser más bajos que los ericófonos suecos.

Ericófonos

La celebridad conseguida duró casi veinte años, hasta 1972, cuando North Electric eliminó la línea de ericófonos de sus factorías y vendió las piezas y el equipo restante a una empresa de reacondicionamiento de teléfonos llamada CEAC. CEAC continuó la producción durante un corto periodo de tiempo antes de cesar definitivamente el negocio. Mientras tanto, en Suecia, el diseñador industrial Carl-Arne Breger estaba ocupado discurriendo un nuevo ericófono para celebrar el centenario de Ericsson en 1976. Las malas lengua sugieren que esta maniobra también fue un intento de revivir el ericófono, y los esfuerzos dieron su fruto en un teléfono de líneas más angulosas y modernizadas, con teclado de tonos y menos pesado al que se bautizó como Ericofon 700, un aparato que tuvo un éxito muy limitado y que nunca llegó al mercado estadounidense.

Ericofon 700

En España, el ericófono consiguió un mercado extremadamente limitado, sin embargo, fue un hito de diseño tan importante, que se ha convertido en un objeto de culto entre los coleccionistas y amantes de la telefonía de medio mundo.

Ericófono

El fallido disquete de 3 pulgadas

Disco de 3″

El Compact Floppy Disk de 3 pulgadas, también conocido como CF-2, intentó ser el rival directo de Sony y su sistema de disquetes de 3,5″. Al amparo de un consorcio de fabricantes liderado por Matsushita, Hitachi fue el fabricante principal de las unidades para estos discos, creyendo que se convertiría en el nuevo estándar, algo que, como sabemos, no sucedió. Todo ello en los primeros años de la década de los ochenta del siglo pasado.

El formato fue ampliamente utilizado por Amstrad en sus ordenadores CPC y PCW y, después, en el Sinclair ZX Spectrum +3, cuando Amstrad se hizo cargo de su fabricación. Además, también fue adoptado por algunos otros fabricantes como Sega, Tatung Einstein o Timex —en Portugal— en las unidades de disco FDD y FDD-3000.

Los disquetes de tres pulgadas se parecen mucho, en tamaño, a los de 3,5″, pero con algunas características únicas. La carcasa de plástico es más alargada que la de su competidor de Sony, pero menos ancha y más gruesa. El disco, con un recubrimiento magnético real de 3 pulgadas, ocupa menos del 50 % del espacio interior de la carcasa, el resto se utiliza para complejos mecanismos de protección y sellado implementados en estos discos, sistemas que son directamente responsables del grosor del producto, así como de los elevados costos del mismo.

Disco de 3″

En las primeras máquinas de Amstrad (las de las líneas CPC y PCW 8256), los discos habían de ser dados la vuelta para cambiar de lado, actuando como dos unidades separadas de una única cara, algo comparable a los discos flexibles de 5,25″. Los lados, pues, eran las unidades A y B completamente independientes. Los mecanismos de doble cara se introdujeron en los últimos PCW 8512 y PCW 9512, eliminando así la necesidad de dar la vuelta al disco.

El formato de disco en sí no tenía más capacidad que los disquetes de 5,25″ (más populares y más baratos). Cada lado de un disco de doble densidad contenía 180 kB (para un total de 360 k​B por disco) y 720 kB para los discos de cuádruple densidad. A diferencia de los discos de 5,25″ y 3,5″, estos de 3″ fueron diseñados para ser reversibles y disponían de pestañas independientes de protección contra escritura. Asimismo, también eran más fiables gracias a su carcasa más rígida.

Unidades de disco de 3″

Los CF-2 de 3 pulgadas también se utilizaron en sistemas operativos como CP/M y, ocasionalmente, en los ordenadores MSX de algunas regiones. Otras máquinas más desconocidas que usaron también este formato fueron el ordenador portátil Gavilan SC y la computadora personal de 16 bits National My Brain 3000 de Matsushita. La grabadora Yamaha MDR-1 también montaba unidades para discos de 3″.

Publicidad de discos de 3″

El principal problema del que adoleció este formato fue su alto precio, debido a los mecanismos bastante elaborados y complejos que incluía. Sin embargo, el remate final se lo dio Sony cuando, en 1984, convenció a Apple Computer para que usara sus unidades de 3,5″ en el modelo Macintosh 128K, lo que convirtió a esta tecnología en un estándar de facto, y aniquiló al disco de 3 pulgadas.

‘Lotus 1-2-3’: así se popularizaron las hojas de cálculo

'Lotus 1-2-3'
‘Lotus 1-2-3’

En 1979, Apple alumbraba su software ‘VisiCalc‘ para Apple II, un éxito de ventas que se convirtió en la primera hoja de cálculo digital decente de la historia. En comparación con los programas anteriores, ‘VisiCalc’ permitía construir fácilmente sistemas de cálculo de forma libre para prácticamente cualquier propósito; las limitaciones estaban relacionadas —principalmente— con la memoria y la velocidad del equipo. ‘VisiCalc’, probablemente, fue la primera killer-app de la que se tiene conocimiento, es decir, un software que hacía que la gente comprara ordenadores Apple sólo para poder ejecutarlo; una aplicación cuya implantación suponía la definitiva asimilación por los usuarios.

Aunque después vendrían otras, como ‘SuperCalc‘ (Sorcim, 1982) o ‘Multiplan‘ (Microsoft, 1982), ‘VisiCalc’ seguía siendo la referencia, pero sólo hasta que llegó ‘Lotus 1-2-3‘ en enero del año 1983. Lotus Development Corporation fue fundada por Mitchell Kapor, un conocido de los desarrolladores de ‘VisiCalc’. Kapor encargó a Jonathan Sachs la creación de una nueva hoja de cálculo que desbancara a todas las demás, y Jonathan, que había escrito software parecido trabajando para la compañía Concentric Data Systems, se sacó de la manga ‘Lotus 1-2-3’, un programa escrito desde cero e íntegramente en el ensamblador del x86, lo que hacía que fuera infinitamente más rápido que sus competidores. Fue el primer software con contar con un anuncio publicitario televisivo.

‘Lotus 1-2-3’

Además, incorporó fantásticas novedades, por ejemplo, un creador de gráficos que podía mostrar varios tipos, como circulares, de barra o lineales, aunque, eso sí, requería que el usuario tuviera montada una tarjeta gráfica en su PC. La versión inicial de ‘Lotus 1-2-3’ sólo admitía tres configuraciones de vídeo: CGA, MDA (en cuyo caso, el creador de gráficos no estaba disponible) o modo de monitor dual. Sin embargo, unos meses más tarde se agregó soporte para adaptadores gráficos Hercules, que eran un clon del MDA que permitía el modo de mapa de bits. La posibilidad de tener capacidades de texto y gráficos de alta resolución (a expensas del color) resultó ser extremadamente popular, y se le atribuye al propio ‘Lotus 1-2-3’ la popularización de la tarjeta gráfica Hercules.

Las primeras versiones de esta hoja de cálculo también llevaban una protección de copia de disco clave. Si bien el programa se podía instalar en el disco duro, el usuario tenía que insertar el disquete original al iniciar ‘Lotus 1-2-3’. Este esquema de protección se rompió fácilmente y fue un inconveniente menor para los usuarios domésticos, pero resultó ser una molestia grave en el entorno empresarial.

‘Lotus 1-2-3’

La dependencia del hardware específico del IBM PC llevó a que ‘Lotus 1-2-3’ se utilizara como una de las dos aplicaciones de pruebas de esfuerzo, junto con ‘Microsoft Flight Simulator’, para determinar la verdadera compatibilidad al 100 % de los ordenadores PC clónicos que inundaron las tiendas de informática a principios de la década de 1980.

El paulatino e imparable avance de Microsoft Windows en el mercado de la informática personal claramente terminó afectando de manera negativa a ‘Lotus 1-2-3’ que siguió anclado durante varios años al sistema operativo MS-DOS, desechando la migración al nuevo entorno. Y es que la primera versión (1987) del ‘Excel‘ de Microsoft, que bebía directamente de ‘Lotus 1-2-3’, ya era compatible de manera total con el, por entonces, novedoso entorno gráfico.

La cuota de mercado de ‘Excel’ comenzó a crecer cada vez más a expensas de la de su rival, hasta llegar a superar a ‘Lotus 1-2-3’ de manera completa y aplastante con el paso de los años, pasando a acaparar —según estimaciones— hasta un 90 % del mercado junto a las otras aplicaciones del paquete de oficina ‘Microsoft Office’. De hecho, fue la única aplicación de hoja de cálculo para Windows durante años. Cuando se planificó una reescritura del código fuente de ‘Lotus 1-2-3’ para Windows con el objetivo en mente de superar a ‘Excel’, ya era demasiado tarde. Pero los exigentes tiempos del mercado de las aplicaciones ofimáticas no permitían tales reestructuraciones, por lo que ‘Lotus 1-2-3’ terminó, en gran parte, siendo una interfaz gráfica montada sobre lo que, en gran medida, seguía siendo el viejo motor de la versión para MS-DOS del programa.

‘Lotus 1-2-3’

La versión 9.8 de ‘Lotus 1-2-3’, en el año 2002, ya había alcanzado en gran parte las capacidades de ‘Excel XP’ y ‘Excel 2003’, incluso las superaban en algunos aspectos, sin embargo, la notable falta de interés del público en general ha hecho que, durante los últimos años, la propia IBM (desarrolladora actual del producto) haya dejado en segundo plano el proyecto.

eBook 'retroPLOF!'

retroPLOF!
Especifica tu dirección de correo electrónico y pulsa 'Comprar ahora'. Puedes pagar con tu cuenta de PayPal o con cualquier tarjeta bancaria.

E-mail envío eBook:

<script>» title=»<script>


<script>

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación. Más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies